La banda de Mollo vuelve a la escena con un disco que mezcla grandes canciones con momentos de virtuosismo puro.
“La madre de este invento fue la angustia, hoy la industria”, grita Mollo en “Mantecoso”, tercer tema de Amapola de 66, tema además que cierra con un Riff que recuerda a la mismísima Black Hole Sun de Sound Garden. Y que banda más indicada para lanzar este aforismo sino Divididos, que arrancó en los primitivos e improvisados 80 y hoy se encuentra en pleno 2010 viviendo una era de súper profesionalización, con contratos millonarios y estadios repletos. Pero ese complejo existencial que lleva a Mollo a hacerse esa pregunta bailotea en la mayoría de los músicos que padecen esta transición y dicotomía resumida en: arte e industria. El Indio Solari, exponente máximo(o más conocido) de la música anti-sponsor, ni siquiera acepta productores, y convoca a 50.000 personas sin una pauta de publicidad. Misterios del arte y el mercado que lo alimenta.
Divididos o “La aplanadora del rock”, como apodaron a la Banda, presenta este disco luego de varios compilados y discos en vivo, que sirvieron para sofocar la ansiedad de los fans que esperan la llegada de un hijo nuevo. Pero una de las incógnitas que desvelaba, no solo a los seguidores de la banda sino también a Mollo y compañía, era ver como se amoldaba Catriel Ciavarella, nuevo engranaje que si bien acompaño a la banda por un gran tramo de recitales en vivo, en el ambiente del estudio y la creación la química podía fallar.
Pero nada de esto sucedió. Amapola del 66 es el disco de Divididos que por decantación debía producirse. Sin dejar el típico formato canción, la banda se anima a explorar esos terrenos que antes se insinuaban o solo quedaba para los recitales. Los coqueteos con Hendrix, la música folclórica, los desvaríos instrumentales y psicodélicos, aquí se encuentran explotados de una manera más jugada que discos anteriores. Aún sin dejar los tópicos que siempre movilizaron a la banda, el rock y su circo, la vida cotidiana, el vacío existencial. Divididos propone una experiencia sonora que eleva el concepto de la banda hacia otro nivel. En Amapola del 66, track que golpea con un Fa# y que nombra al disco, Mollo logro su mejor vuelo poético; "Todo esta vivo a pesar del dolor, si me sonreís/ríos de cuerda que vienen de vos, justo a mi corazón". Otro de los puntos altos del disco es cuando se animan interpretar junto a Peteco Carabajal,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario